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¿Tomas venenos mentales?

Los venenos mentales son modelos y creencias que a simple vista parecen positivos y brillantes, pero en cuyo interior se encierran todos los ingredientes que llevan al autoboicot, al estrés y al fracaso de proyectos de cualquier tipo.

“Sé perfecto”, “Date prisa”, “Sé fuerte”…aparecen como relucientes virtudes personales. Sin embargo, actuar bajo el efecto de estos programas mentales te lleva irremediablemente a lo contrario que pretenden: a bloquearte, angustiarte y explotar emocionalmente.

Hoy te hablo de lo que en Análisis Transaccional llamamos impulsores. Son creencias adquiridas y reforzadas por nuestro entorno desde la niñez, que nos impulsan incoscientemente a actuar de forma automática. Provocan una pérdida de libertad personal, de sensación de valía y confianza en uno mismo.

hombre rodeado de preguntas y lío mental

Sé perfecto

Revisar y revisar, pulir y pulir, mejorar y mejorar… Cuando estás viviendo desde este impulsor, haces un esfuerzo continuo por “ser el mejor”, destacar, ganar, no cometer ningún fallo. Bien sea en el trabajo, en la educación de los hijos o simplemente preparando un plato nuevo, desearías tener todos los detalles controlados. Esto puede llevarte a tener dificultad en la gestión del tiempo (gastas mucho), en la finalización de tareas (nunca sientes que esté suficientemente bien como para darlo por terminado) o sufrir la llamada “parálisis por análisis”.

Date prisa

“¡Corre, venga! ¡Cuánto más rápido, mejor!” Si estás actuando desde este impulsor, sentirás que no tienes tiempo, que no llegas y que vas saltando de una tarea a otra. Parece que nunca estás donde estás, que siempre deberías estar en otro lugar o haciendo otra cosa en vez de lo que tienes entre manos. “No hay tiempo que perder” es tu lema. En este caso, es muy probable que suelas cometer errores, tengas olvidos y pases por encima de la vida. Vives en el futuro y te cuesta parar y disfrutar.

Trata más o Esfuérzate

Hacer cosas, porque sí, como un fin en sí mismo. En el esfuerzo y la actividad constante encuentras tu consuelo. “No lo conseguirás, pero al menos inténtalo” puede aparecer en tu cabeza. Esto te lleva a gastar energía sin un objetivo claro, a tener la sensación de estar en todos los sitios y en ninguno a la vez y, finalmente, a agotarte y perder el sentido de ti mismo.

Complace

“No seas egoísta, piensa primero en los demás”, “¿Qué te cuesta hacerlo? Nunca sabes cuándo lo necesitarás tú…” Si te domina este impulsor, sueles pedir permiso y disculpas para todo. Priorizas los deseos y peticiones de los demás antes que los tuyos, te cargas de trabajo y te cuesta decir “no”. Tu intención es mantener una buena relación con los otros, pero vivir bajo este impulsor te provoca ir acumulando cansancio y rencor sin que te des cuenta. Esperas que los otros actúen como tú, pero no suele ser habitual. Entonces te sientes dolido y te retiras.

Sé fuerte

Este mandato interno te obliga a mantenerte en guardia permanente respecto a tus sentimientos, sobre todo con aquellos que se asocian a vulnerabilidad. La tristeza, el miedo y la ternura te provocan incomodidad. Necesitar y pedir ayuda tampoco te gusta, prefieres ser lo más autosuficiente posible, porque en el fondo tienes miedo de que tu estado de necesidad sea utilizado en tu contra para humillarte o aprovecharse de ti.

Si sientes que estás atascado en algún aspecto de tu vida, esta es una buena herramienta para liberar el camino. Es muy probable que estés actuando bajo la influencia de uno o varios de ellos.

¿Te has visto reflejado en alguno? ¿Cuál te parece más difícil de sobrellevar?

 

Por Elena González Morujo

Psicóloga de adultos en Clínica Prosalud.